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Mirta Busnelli, Celine Bodis, Paul Desveaux y Javier Lorenzo: Hasta que la muerte nos separe



“Nos interesa el equilibrio entre lo cotidiano y lo irreal”

Tras una primera mitad de año en la que brilló con su personaje en Los exitosos Pell$, la actriz se embarcó en un proyecto “tan bien armado que me resultó rarísimo”. El resultado fue Hasta que la muerte nos separe, de Rémis de Vos.

Disfruta del trabajo en equipo, del encuentro con artistas con una mirada personal, del aporte desde distintas áreas creativas. Sus criaturas son siempre intensas, desfachatadas, escapan de los tonos medios y son capaces de fundir el humor con la tragedia. Basta recordar su último trabajo teatral como la madre desorbitada de Los padres terribles, de Jean Cocteau, en un vínculo atormentado con su hijo (Nahuel Pérez Biscayart), o la que compuso en La niñera (televisión) y en Las mantenidas sin sueños (cine). Mirta Busnelli conserva el sentido del juego y del riesgo, atenta a no repetirse, a no caer en fórmulas transitadas, y a generar nuevas ficciones pesar de que el papel de madre es frecuente en su carrera. Tras el final de Los exitosos Pell$ (que le valió un Martín Fierro a la mejor actriz de reparto en comedia), la actriz estrenó en El Camarín de las Musas una obra intimista de un autor francés inédito en el país, Hasta que la muerte nos separe, de Rémis de Vos, junto a un joven equipo franco-argentino. Y está de lo más entusiasta, zambullida en una segunda mitad de año algo más tranquila, después del ritmo sostenido de meses de grabaciones.

“Fue un gran trabajo de parte de todos: actores, directores, técnicos. Los exitosos Pell$ estaba hecho como un unitario en tiempo de tira diaria. Todos aportaron mucho; nos gustaba quedarnos para ver qué hacía el otro”, cuenta la morocha de ojos claros y risa estrepitosa que encarnó a Marcela Sánchez (la contrafigura del personaje de Hugo Arana), una mujer inescrupulosa, dispuesta a todo para triunfar. Años de experiencia le permitieron poner ciertas condiciones –“grabar tres veces por semana para poder descansar martes y jueves, algo que no siempre las producciones pueden aceptar porque ellos también trabajan contra reloj”– y componer una criatura depravada aunque con cierta complejidad. “El personaje de Arana era un canalla sin contradicciones. El mío, si bien hacía cualquier cosa para lograr su objetivo, se resquebraja, se quiebra y termina en un mejor camino al enamorarse del padre de Sol (Carla Peterson). Es que el amor es redentor”, opina.

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